Jueves 06 Noviembre 2025
Jeremías 43 al 45; Filemón 1
LECTURA DIARIA
"Jeremías 43–45 nos muestra que la restauración verdadera requiere obediencia: el pueblo escuchó a Dios, pero escogió lo que parecía más seguro y terminó perdiendo paz, mientras que Baruc, aunque cansado y detrás de escena, recibió una palabra directa del Señor: “No busques grandezas, Yo mismo te guardaré donde vayas”, enseñándonos que la fidelidad vale más que la apariencia. Y en Filemón vemos cómo la gracia transforma relaciones: Onésimo, antes esclavo y problema, ahora es recibido como hermano amado. Así aprendemos que Dios no solo restaura nuestra vida, sino que también nos llama a restaurar a otros con el mismo amor que nos alcanzó"
Filemón 1:1, 4-5, 7-12, 15-18
Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro,
Doy gracias a mi Dios, haciendo siempre memoria de ti en mis oraciones, porque oigo del amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos;
Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos. Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene, más bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo; te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones, el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil, el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo.
Porque quizá para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre; no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor. Así que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo. Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta.


