Domingo 16 Noviembre 2025
Ezequiel 10 - 12; Hebreos 10: 1 - 18
LECTURA DIARIA
Hebreos 10:1, 4-6, 10, 12-14, 16-18
Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.
porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron.
En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de estos, no hay más ofrenda por el pecado.
"Ezequiel 10–12 revela el dolor de una gloria que se mueve porque el corazón del pueblo se fue primero, pero también revela a un Dios que no deja de llamar, prometer y perseguir a quienes todavía pueden escuchar Su voz. Hebreos 10:1–18 muestra la respuesta definitiva de ese Dios: Cristo mismo entrando al Lugar Santísimo con Su sangre perfecta para romper la distancia que el pecado creó. Él no solo perdona; Él repara por dentro, limpia la conciencia, sana lo que la vergüenza dañó y establece un acceso que nadie puede cerrar. Lo que Ezequiel muestra como pérdida, Hebreos lo transforma en encuentro. En Cristo, la gloria ya no se aparta: habita. La gracia no solo salva: reconstruye el corazón para que la persona viva desde la cercanía y no desde el miedo".


