Martes 25 Noviembre 2025

Ezequiel 32 - 33; Santiago 3

LECTURA DIARIA

Santiago 3:2, 4-6, 9-11, 13, 15, 17

Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, este es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.

Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.

Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?

¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.

porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica.

Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.

"Santiago 3 muestra que la batalla espiritual también se libra en la boca: quien está despierto y firme en Dios no deja que sus palabras sean impulsivas ni destructivas. La gracia le enseña a dominarse, a pensar antes de hablar y a elegir palabras que revelen carácter, paz y madurez. La lengua pequeña puede mover toda la vida, pero la persona fortalecida por Dios la dirige con valentía y propósito. Así se ve una fe firme: en una boca que no hiere, sino que guía; que no incendia, sino que siembra paz; que no reacciona, sino que responde desde la sabiduría de arriba."