Viernes 17 Octubre 2025

Isaías 59 al 61; 1 Tesalonicenses 2

LECTURA DIARIA

"En 1 Tesalonicenses 2, Pablo revela el corazón sincero de un creyente hijo de Dios, que sirve movido por la gracia y no por ambición. A pesar de las pruebas, predicó con valentía la Palabra de Dios, buscando agradar a Dios y no a los hombres. Su amor por los creyentes fue tan genuino que los cuidó con ternura, como una madre a sus hijos, y los exhortó con firmeza, como un padre que guía con ejemplo. Pablo resalta que su trabajo no fue en vano, porque los tesalonicenses recibieron la palabra no como de hombres, sino como la palabra de Dios que actúa con poder en los creyentes.También les recuerda que han sufrido como él por causa de la fe, pero les anima a mantenerse firmes, sabiendo que su esfuerzo será motivo de gozo y corona delante del Señor Jesucristo."

1 Tesalonicenses 2:2-8, 13, 19-20

Pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición. Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño, sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones. Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo; ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros, aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo. Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no solo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos.

Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.

Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? Vosotros sois nuestra gloria y gozo.